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Toolkit
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OIT
Posted
March 31, 2008
Categories
Media
Human Rights
Education
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El trabajo infantil es sinónimo de explotación de los seres más vulnerables de nuestra
sociedad: las niñas y los niños. Sabemos que en el mundo hay más de 245 millones
de niñas y niños menores de 18 años que cada día van a trabajar. Aproximadamente
las tres cuartas partes –casi 180 millones– lo hacen en condiciones peligrosas que
ponen en peligro su vida. En muchos casos, se les priva de educación y son
víctimas de vejaciones físicas, sexuales y emocionales. A raíz del trabajo que
hacen, algunos quedarán discapacitados físicamente o perecerán antes de llegar a
la edad adulta. Otros sufrirán de traumas emocionales por el resto de su vida.
Para muchos, el trabajo infantil es un fenómeno invisible ya sea porque se oculta,
como en el caso del servicio doméstico o la explotación sexual con fines comerciales,
o bien, porque la sociedad está demasiado predispuesta a hacer como que no ve.
Dar visibilidad a las niñas y los niños que trabajan contribuirá a que la sociedad
deje de ser indiferente al drama que viven.
A través del Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil,
conocido por la sigla en inglés IPEC, la Organización Internacional del Trabajo
(OIT) está a la vanguardia de los esfuerzos mundiales para terminar con este
problema. Dado que las causas del trabajo infantil son numerosas y complejas,
tenemos que abordar la cuestión en diversos frentes que van de la ratificación y
aplicación de los convenios y convenciones internacionales a programas prácticos
en el terreno, pasando por la movilización de sectores clave de la sociedad.
Los jóvenes, en particular, pueden desempeñar un papel importante para
concienciar* sobre cuestiones relativas a la justicia social y ejercer su influencia
en las comunidades, promoviendo el cambio social. Niñas, niños y adolescentes y
jóvenes representan una proporción significativa de la población mundial, pero se
les dan muy pocas oportunidades de decir lo que piensan acerca de cómo va el
mundo. De ahí que cuando llegan a la edad adulta, les hayamos inculcado nuestra
manera de ver, de pensar y de actuar, a tal punto, que la valiosa perspectiva que
podían aportar ha caído en el olvido. Capacitando a los jóvenes, atribuyéndoles
tareas y reconociendo el valor de su aporte, esperamos encauzar el acerbo de
creatividad y el empeño que pueden aportar a la campaña por la erradicación del
trabajo infantil.
Habida cuenta de lo antedicho, el IPEC lanzó la iniciativa ¡Alto al trabajo infantil!
Proyecto SCREAM de formación y movilización social, para ayudar a docentes de
todo el mundo a instruir y concienciar a los jóvenes acerca del trabajo infantil.
SCREAM es la sigla en inglés de Supporting Children's Rights through Education,
the Arts and the Media (Defensa de los derechos del niño a través de la educación,
las artes y los medios de comunicación) y también traduce el sufrimiento que
soportan en silencio los niños que trabajan y a quienes hay que dar voz. Utilizando
métodos pedagógicos creativos e innovadores, se pretende informar a los jóvenes
sobre el mundo en el que viven y las injusticias que existen, haciendo hincapié en
el trabajo infantil, para que ellos, a su vez, sean portavoces de las niñas y los
niños que trabajan en todas partes del mundo. A través de este proyecto, se les
asignan tareas y se les apoya en la búsqueda de intervenciones apropiadas.
El Proyecto SCREAM se inspira en gran medida de las artes plásticas, el arte
dramático y la redacción creativa. El arte dramático es una herramienta idónea
para llegar a los jóvenes. Su lenguaje es universal y trasciende las fronteras
geográficas y culturales. A través de los módulos Escenificación y Arte dramático,
el Proyecto SCREAM promueve la interpretación como medio de que los jóvenes
exploren sus sentimientos, los expresen, y transmitan su mensaje al resto de la
comunidad. Para comprender cabalmente el horror cotidiano del trabajo infantil,
hay que llegar a la fibra más profunda del ser humano. Si se les brinda ayuda y
orientación, los jóvenes adquieren las competencias y la confianza necesarias
para crear y representar una obra de teatro acorde con su contexto sociocultural y
en su propio idioma o dialecto.
Muchos de nuestros asociados comparten nuestra esperanza de que el Proyecto
SCREAM se utilice ampliamente en todas partes del mundo.
En su nombre y en nombre de los millones de niños que siguen siendo explotados
en el trabajo, lo recomendamos a Estados Miembros, autoridades de educación,
organizaciones de docentes, organizaciones de empleadores, organizaciones de
trabajadores, ONG y organizaciones comunitarias, maestros y educadores, así
como a toda persona u organización que tiene contacto con niñas y niños en un
contexto educativo. El Proyecto SCREAM crecerá mejor y con mayor vigor gracias
a su utilización, entonces, ¡usémoslo!
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